El régimen empieza a descomponerse a pasos agigantados, esto va mucho más rápido de lo algunos pensaban, desde posiciones de izquierda empiezan a exigirse responsabilidades cuanto antes. La presión empieza a ser insoportable porque la bola de nieve se hace más y más grande.
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Quienes son los sinvergüenzas a los que señala Griñán en el escándalo de los ERE andaluces
El asunto es de suma gravedad y sólo tiene una respuesta: la transparencia. Manejar casi setecientos millones de euros para un fondo de empresas en riesgo, con políticas de jubilación anticipada no puede tener la firma de un funcionario de bajo nivel. El presidente de la Junta de Andalucía no tiene mucho tiempo para ventilar una investigación interna, independiente del proceso penal, para poner nombre y apellidos a los sinvergüenzas –como el mismo los calificó- que han inducido y realizado un fraude de la peor naturaleza posible para un partido de izquierda. Malversar el dinero destinado a solucionar los problemas de personas que se quedan en el parto y se jubilan con ayuda de dinero público es probablemente el peor baldón de un partido socialista.
Se trata de que para tener legitimidad en la denuncia de la corrupción del contrario tiene que disponerse de una posición de transparencia y ejemplaridad en cualquier caso de corrupción propia. Y sabemos, porque es una lección de la historia, que la izquierda tiene que ser mucho más exigente consigo misma porque sus votantes se lo van a exigir.
Cada día que pasa sin una explicación razonable de lo ocurrido en Andalucía en un chorro de futuros votos que se van por el desagüe. Con la falta de explicaciones la alegría en el PP es doble: por una parte distraen su atención de la increíble osadía de Francisco Camps contra la Justicia y de otra parte alimentan la tesis insoportable de que todos los políticos son iguales. La pelota está en el tejado del PSOE y del Gobierno.
Carlos Carnicero es periodista y analista político
Blog de Carlos Carnicero: http://www.ccarnicero.com/