Blog conjunto de las Plataformas de Empleados Públicos de Torretriana (Hacienda y Administración Pública, Turismo y Educación), Agua-Sevilla, Obras Públicas, Economía e Innovación, Igualdad, Servicio Andaluz de Empleo, Agricultura, Medio Ambiente y Plataforma de Enseñanza Pública.
jueves, 17 de febrero de 2011
EL ESTERCOLERO ANDALUZ
Reproducimos este artículo de PÚBLICO.ES
¿A QUÉ HUELE EN ANDALUCÍA?
Isaac Rosa
http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2011/02/17/%C2%BFa-que-huele-en-andalucia/
“La Junta está teniendo una conducta intachable, investigando y colaborando con la justicia. El PP no está para dar lecciones.” -Manuel Chaves, vicepresidente tercero del Gobierno-
Viene últimamente de Andalucía un olorcillo cada vez más perceptible, que en realidad es una combinación de varios olores, y ninguno de ellos es un perfume. Por un lado hay desde hace tiempo olor a viejo, a gastado, algo natural cuando llevas gobernando treinta años que no pasan en balde, y no puedes pretender que te vean lozano como el primer día. Un olor que no tiene por qué ser malo, pero que se junta con el hedor de una crisis económica que, sin ser propiamente andaluza, castiga especialmente a una comunidad con paro endémico.
Por otro lado huele también a herida infectada, la que se abrió hace meses con la decisión de la Junta de reorganizar el sector público. Su plan puso en pie de guerra a miles de funcionarios que desde entonces mantienen una movilización que no parece desactivarse con la aprobación del decreto.
Por si fuera poco con ambos olores, han aparecido unas cuantas manzanas podridas que, a falta de saber si son muchas o pocas, apestan lo suyo. Si no tenían bastante con la turbia gestión en Mercasevilla, de la investigación del caso se han desprendido otras piezas igualmente pestilentes: los ERE fraudulentos, cuyo alcance es limitado según la Junta, y según la oposición sólo la punta de un escándalo mayor. Aunque fuesen sólo unos pocos, saber que algunos se prejubilan por la cara escuece mucho en una región tan golpeada por la crisis.
Al final todos estos olores, que por separado son más o menos soportables, se mezclan y acaban pareciendo uno solo, más reconocible: el olor de la descomposición, proceso que suele preceder al final de las hegemonías, que cuanto más sólidas y longevas más parecen necesitar esa descomposición previa. Todo lo mencionado puede ser visto como señales de decadencia, de fin de ciclo.
Por ahora las encuestas apuntan a ello: como no se den prisa en limpiar los focos de suciedad, cerrar la herida con los funcionarios y combatir el olor a viejo mediante algún perfume ilusionante, las municipales y las posteriores autonómicas pueden salirle muy caras al PSOE andaluz. Y no le salvará decir que los demás huelen peor.